7 pruebas de la evolución en el cuerpo humano

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En esencia, nuestro cuerpo es un «juego de construcción» ensamblado a partir de fragmentos de antiguos peces, reptiles y, por supuesto, simios. En cuanto a esto último, de hecho, seguimos siendo monos. Desde el punto de vista científico, los seres humanos son eucariotas cordados cigóticos posteriores vertebrados cuadrúpedos amniotas sinápsidos mamíferos primates placentarios grandes simios africanos de nariz estrecha. Las ramas evolutivas de los seres vivos enumeradas en este largo título nos han dejado una u otra de estas características.

Aunque sea difícil de creer, las pruebas están en la superficie. Por ejemplo, hemos heredado nuestras extremidades de cinco dedos de unos peces de paleta que intentaron llegar a tierra firme hace más de 375 millones de años. Por eso muchos animales terrestres suelen tener extremidades de cinco dedos, aunque la evolución ha hecho inexorablemente ajustes. Por ejemplo, la rana tiene cuatro dedos, los caballos tienen una mano convertida en pezuña y las serpientes ya no necesitan utilizar los dedos.

Si todavía tienes dudas sobre la teoría evolutiva, intentaremos hacerte dudar. Podemos hacerlo de forma muy sencilla hablándote de los órganos rudimentarios que son el legado de nuestros antepasados prehistóricos. Hay que decir que estos órganos suelen ser inútiles para nosotros, aunque algunos han aprendido a utilizarlos también.

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Músculo palmar largo

Este músculo permite realizar plenamente nuestra capacidad de agarre, ya que nuestros antepasados tenían que agarrarse a las ramas y saltar activamente de un árbol a otro. Sólo más tarde los antiguos primates abandonaron este modo de vida y se lanzaron a la conquista de la sabana.

Encontrar este músculo en ti mismo es bastante fácil. El método más popular es el de Schaffer. Tienes que poner las manos sobre una superficie plana de forma que las palmas queden hacia arriba. Ahora conecta el dedo meñique con el pulgar y levanta este manojo hacia arriba. En la muñeca, verás un ligamento claro: es el órgano rudimentario.

Las estadísticas dicen que el músculo palmar largo se encuentra en el 85% de las personas. Y normalmente con una sola mano. Sólo una de cada seis personas tiene este músculo en ambas manos. Y una de cada siete personas no la tiene en absoluto.

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Piel de oca

Esta habilidad se otorga a las criaturas vivas para que puedan levantar su pelaje con una explosión. Se necesita tanto para calentarse como para intimidar al enemigo. El cuerpo responde a diversos estímulos, incluidos los positivos. «La piel de gallina puede ser causada por la visión de una presa o por el miedo. Nuestro cuerpo intenta comunicar su estado a los demás de esta manera. Con el tiempo, los seres humanos han perdido el pelaje y lo han sustituido por la ropa, y la necesidad de esas señales ha desaparecido con el habla.

La piel de gallina es un reflejo piloto-motor. La excitación de las terminaciones nerviosas provoca la contracción de los músculos lisos de los folículos pilosos. Ni siquiera lo notamos. Ya no tienes pelo, pero el antiguo reflejo sigue ahí y es funcional cuando tienes miedo o simplemente sientes frío. La piel de gallina también se produce cuando estamos muy emocionados por algo, por ejemplo, cuando nos exponemos a reacciones emocionales fuertes ante la música.

También nuestro cabello puede llamarse un rudimento, un resto de nuestra antigua lana, con una gran suposición. Pero hoy en día es cada vez más una herramienta de selección sexual: los hombres se fijan más en las mujeres con pelo abundante y a las mujeres les gustan los hombres con barba. Cuando nuestros antepasados abandonaron los bosques para ir a la calurosa sabana, ya no necesitaban su pelo. Y la llegada de la ropa resolvió todos los problemas del calor corporal.

Lo más interesante es que tenemos más o menos la misma cantidad de vello corporal que tenían nuestros antepasados simios: entre 300.000 y 500.000 pelos. Pero ahora el pelo es simplemente más fino, más corto y más claro. Las personas de pelo claro, en general, tienen más pelo en el cuerpo que las de pelo oscuro, aunque esto parezca extraño. Es que los pelos más claros del cuerpo se notan menos que los más oscuros.

En el embrión humano, el pelo es muy visible porque crece por todo el cuerpo. A menudo los bebés nacen incluso con pelo, en la espalda o en la frente. Esto demuestra una vez más que descendemos de animales peludos. Y los pelos fetales gruesos acaban cayendo y son sustituidos por sus homólogos más limpios y finos.

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Pezones masculinos

Los pezones masculinos podrían haber sido útiles en el caso de la reproducción asexual, pero hace tiempo nuestros antepasados cambiaron esa opción por otra más progresiva.

El proceso de reproducción sexual en sí es bastante complejo, ya que apareció en la naturaleza hace más de mil millones de años. Entonces no existían animales, la evolución sólo había creado criaturas unicelulares. Y aunque este método resultó ser complicado, estaba bastante justificado. Al fin y al cabo, los nuevos organismos que recibieron una mezcla de los genes de dos individuos adquirieron diversidad genética, lo que les ayudó a adaptarse mejor a la vida en la naturaleza.

¿Qué tiene esto que ver con los pezones masculinos? El hecho es que en el primer mes de su vida el embrión no tiene características sexuales en absoluto, éstas comenzarán a formarse más tarde. El feto puede convertirse en niño o niña. Pero al final del primer mes de vida, ya tiene los rudimentos de todos los órganos principales: piernas, brazos, corazón, hígado y riñones. Las glándulas mamarias también se forman durante este periodo. Más adelante se decidirá la orientación sexual del embrión, pero los pechos y los pezones no irán a ninguna parte.

Otros mamíferos macho también tienen pezones, pero tampoco tienen ninguna función útil. El órgano es una herencia del pasado, cuando todos nuestros antepasados eran aún criaturas primitivas.

Es cierto que la historia conoce casos de pechos masculinos que se desarrollan e incluso segregan leche con ellos. Pero esto es el resultado de una enfermedad, no una oportunidad evolutiva para cuidar de la descendencia.

También existe una anomalía como la politelmia en los seres humanos. El niño también nace con pezones adicionales, que suelen estar situados en los mismos lugares que en otros mamíferos. Esto demuestra una vez más nuestro parentesco con ellos. En las mujeres, la politemia es menos frecuente, una de cada 50, mientras que en los hombres se da en uno de cada veinte casos.

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Coxis

Los humanos no tienen cola, pero el coxis es el recuerdo de ella. Nuestros antepasados necesitaban la cola para equilibrarse mejor al saltar de un árbol a otro. Cuando los primates bajaron de las ramas, se hicieron más grandes y pesados, este órgano ya no era necesario, por lo que desapareció.

Curiosamente, todos los humanos tenían cola, entre 31 y 35 días después de la concepción. Pero durante el desarrollo, este órgano se convierte en cuatro o cinco vértebras fusionadas al final de la columna vertebral. Y el cóccix no se ve hacia fuera, se ha quedado dentro del cuerpo y sólo se puede ver allí con rayos X. Y este órgano rudimentario sigue siendo útil, porque los tendones, ligamentos y músculos están unidos a él. Sin el coxis sería incomparablemente más difícil vivir.

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Apéndice

Este órgano era originalmente necesario para que nuestro cuerpo digiriera los alimentos vegetales, pero debido a la dieta de carne del hombre, ya no es necesario.

Tras la transición a una dieta de carne abundante, los intestinos humanos se redujeron. Sobre todo, el ciego, que ayudaba a la digestión de los alimentos vegetales, se vio afectado. No es casualidad que algunos carnívoros no tengan esta parte del esófago, ni su vástago, el apéndice. Es interesante que no todos los mamíferos la tengan, por ejemplo, además de los humanos, también crecen los conejos y los monos. Y la gente viene cada vez más al mundo con un apéndice muy pequeño, ya no es un proceso, y el bulto. A veces una persona no tiene este órgano en absoluto.

Aunque en la Edad Media se consideraba que el apéndice era perjudicial, porque provocaba una enfermedad «mortal», tiene beneficios. Este órgano contribuye activamente a la formación de nuestro sistema inmunitario. Por eso no se recomienda extirpar el apéndice a un bebé (los padres a veces toman esta medida para reducir los riesgos en el futuro): los niños enferman más a menudo.

La inflamación del apéndice constituye estadísticamente entre el 60% y el 80% de las intervenciones quirúrgicas de urgencia. Existe un caso único en la historia de extirpación de apendicitis por sí mismo, que el médico soviético Leonid Rogozov pudo realizar en las duras condiciones de la Antártida.

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Músculos inteligentes

La naturaleza ha premiado a los seres vivos con ellas para captar mejor los sonidos de otros individuos que se acercan: presa o depredador. Pero los humanos han aprendido a utilizar una herramienta diferente. Nuestro discurso es mucho más fácil para ayudar a identificar a los enemigos o a los amigos.

Hay un total de cuatro músculos inteligentes en nuestro cuerpo. El anterior ayuda al pabellón auricular a avanzar, el superior asegura su movimiento hacia arriba, el temporoparietal se mueve hacia abajo y el posterior se mueve hacia atrás. Y las mismas terminaciones nerviosas que ayudan a la gente a fruncir el ceño y a reírse son también responsables de los músculos del oído.

Un dato interesante es que hay el doble de hombres modernos que pueden mover las orejas que de mujeres. Es probable que el sexo fuerte necesitara más esta habilidad para sobrevivir. Pero de los que son capaces de mover las orejas, sólo un tercio es capaz de controlar una oreja individualmente.

Y cuántas personas en total son capaces de mover las orejas es difícil de calcular, porque dicha habilidad puede desarrollarse mediante el entrenamiento. Cada uno de nosotros tiene estos músculos y con la ayuda de ejercicios especiales es posible restablecer parcialmente el trabajo del órgano que ya no necesitamos.

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Muelas del juicio

Hace millones de años, nuestros antepasados, todavía simiescos, empezaron a cambiar a los alimentos a base de carne, un proceso que fue largo. La caza proporcionó un nuevo menú. Las grandes y poderosas mandíbulas para masticar la carne ya no eran necesarias para sobrevivir. Al fin y al cabo, es mucho más fácil hacerlo que masticar fibra bruta: raíces y cereales. Y la carne es más digerible y fácil de comer que la hierba. Así, los individuos con mandíbulas en miniatura tuvieron su oportunidad de sobrevivir, aunque no había ningún daño en tener mandíbulas grandes. Poco a poco, la parte inferior de la cara de los ancestros comenzó a encogerse.

Al mismo tiempo, los dientes de más no iban a ninguna parte. Esta situación no se da en todas las personas; la naturaleza también puede dar conjuntos diferentes. Y con una mandíbula más pequeña, no hay lugar para que los «ocho» crezcan, por lo que sobresalen por todas partes, causando muchas molestias a la gente. Pero, de hecho, es nuestro lejano ancestro salvaje el que se abre paso entre nosotros.

Pero las muelas del juicio tampoco deben considerarse inútiles. Los dentistas los utilizan en las prótesis cuando los molares vecinos se han perdido de alguna manera. Estadísticamente, una de cada dos personas tiene muelas del juicio, pero los antropólogos creen que estas formaciones desaparecerán por completo en el futuro.

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